sábado, 4 de septiembre de 2010

EL VALIOSO TIEMPO



Volvemos al cole con un texto del poeta y músico brasileño Mario de Andrade que nos recuerda la importancia de distinguir entre lo esencial y lo superfluo, lo que nos enriquece o lo que nos desgasta, lo que nos permite vivir o tan solo sobrevivir…
Me lo descubrió Joan Carles March, en un curso de Gestión de Equipos de Trabajo en la EASP haciendo referencia a las eternas REUNIONES.

“Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora...
Me siento como aquel chico que ganó un paquete de golosinas: las primeras las comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocas, comenzó a saborearlas profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables, donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar absurdas personas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo para lidiar con mediocridades.
No quiero estar en reuniones donde desfilan egos inflados.
No tolero a maniobreros y ventajeros.
Me molestan los envidiosos, que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares, talentos y logros.
Detesto, si soy testigo, de los defectos que genera la lucha por un majestuoso cargo.
Las personas no discuten contenidos, apenas los títulos.
Mi tiempo es escaso como para discutir títulos.
Quiero la esencia, mi alma tiene prisa...
Sin muchas golosinas en el paquete...
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír, de sus errores.
Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se considere electa, antes de hora.
Que no huya, de sus responsabilidades.
Que defienda, la dignidad humana.
Y que desee tan sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas…
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñó a crecer con toques suaves en el alma.
Sí… tengo prisa… por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar.
Pretendo no desperdiciar parte alguna de las golosinas que me quedan…
Estoy seguro que serán más exquisitas que las que hasta ahora he comido.
Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Espero que la tuya sea la misma, porque de cualquier manera llegarás..."

4 comentarios:

  1. "Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz... que gran verdad. Me alegro muchisimo de tu regreso!!!. Un besote.

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  2. estas reflexiones son preciosas pero las hacemos cuando estamos ya a puntito de jubilarnos, a pesar de todo somos mucho mas prolificos a esta edad que en nuestra juventud, por si a alguno le queda alguna duda.
    Un besote.
    Tu hermana

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  3. Hace tiempo que no leía tu blog y pensaba que me había perdido un montón de entradas, pero mira por donde estabas de vacaciones blogueras y no me he perdido tanto.
    Muy buena entrada para empezar el otoño.
    Menita

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  4. Nos queda tiempo, Rosa, para hacer lo que sabemos: trabajar con ilusión y disfrutar de los nuestros.

    Para el resto, como bien escribes, ya hemos consumido el tiempo que podíamos dedicar.
    Un abrazo.

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